domingo, 11 de noviembre de 2007

CIUDADANOS 2.0: Nuevas tecnologías y participación ciudadana en el era digital

TIC para el desarrollo: CIUDADANOS 2.0: Nuevas tecnologías y participación ciudadana en el era digital:

"La emergencia de la llamada Web 2.0 o red orientada a la participación del usuario ha traído consigo un crecimiento de la atención de los usuarios hacia las redes sociales en Internet. Como casi todo lo novedoso, los jóvenes son los primeros en apropiar la tecnología y a ello deben su éxito servicios conocidos como Hi5, MySpace, y, recientemente, Facebook.

Pero las redes sociales no son un fenómeno producido por Internet y las nuevas tecnologías, de hecho han existido por siglos. Redes sociales son las familias, los clubes, las cofradías, colegios profesionales, logias, iglesias y grupos religiosos; también lo son las redes de investigadores y colegios invisibles, partidos políticos, y organizaciones de base, entre muchos otros. Las comunicaciones a través de Internet y otros medios, permiten hoy en día que estas redes interactúen con mayor facilidad, incrementando no solo el número de conexiones que una red puede manejar eficientemente, sino también la calidad de las mismas en términos de intercambio entre los miembros. Esto, por supuesto, sin barreras de tiempo y espacio."

1 comentario:

Alexander Forsyth dijo...

Unas veces construida en forma vertical, como en el caso de las empresas de hoy (o los feudos medievales de otrora), otras veces en forma horizontal, como las redes de amigos (o los gremios de artesanos renacentistas), la asociatividad está inscrita en nuestro código genético, de tal modo que no podemos prescindir de otros seres humanos para construir nuestro bienestar, sea este material o emocional. De hecho, la historia de la humanidad no es otra cosa que la historia del desarrollo de la capacidad de asociarnos para múltiples propósitos, y en todas las formas imaginables. Por eso han existido, incluso antes del proceso de hominización, las redes sociales. Trayendo la reflexión al caso peruano, podemos decir entonces que el fracaso de proyecto nacional (que nunca es absoluto, pues pasa por fases y momentos mejores y peores) es el fracaso de nuestros intentos de asociatividad. Esto tiene hondas consecuencias pues, por lo general, al negarnos a reconocer su raigambre cultural, caemos en facilismos, como creer que la implementación de las TI —que no son más que una herramienta, poderosa pero al fin y al cabo solo una herramienta— bastará para construir ciudadanos. Mas allá del uso de Facebook y la explosión de la blogósfera, fenómenos sin duda importantes que merecen nuestra atención, ¿qué está haciendo la sociedad civil para remediar esta situación? No soy de los que creen que la carga de mejorar los niveles de asociatividad en el Perú (que por cierto es muy baja en comparación con la de otros países, y que es más baja mientras más alto nos remontamos en la escala social) recae principalmente en las espaldas del Estado, pero sí estoy convencido de que los gestores culturales y sociales (dos sectores que deberían constituir un binomio inseparable) tienen en sus manos un poderoso instrumento para contribuir con la superación no solo de la brecha digital sino de todas las demás brechas mentales y materiales que nos impiden asociarnos en torno de esa comunidad imaginada, orientada al futuro, que es la nación peruana. Mientras no lo entendamos seguiremos como hasta ahora, de seguro con mayores Reservas Internacionales Netas, pero con un servicio educativo calamitoso, entre muchas otras cosas por cierto, que hipoteca nuestro futuro.